Si no luchas, ten al menos la decencia de respetar a quienes sí lo hacen.
El fracaso no es definitivo y el éxito nunca termina
La motivación debe estar a diario
La motivación tiene que estar a diario, más que todo en la mente del deportista, en el afán de superarse, de hacerlo lo mejor posible, las grandes medallas se alcanzan con la motivación que también viene de la palabra de uno mismo, de un entrenador, de algún dirigente, de cualquier atleta que hayas visto y quieras ser como él
Reté a duelo a más de cien adversarios y sólo pude batirme una vez
Algunos dijeron y publicaron conceptos que no me gustaron. No habían podido entrar en el equipo y me censuraban injustamente. Antes de partir, reté en una carta pública a aquellos resentidos y declaré que a mi regreso me batiría con cada uno de ellos. Gané varios premios en el certamen y regresé dispuesto a realizar lo prometido. Otra vez los muchachos se rajaron. Todos me enviaron excusas y hasta felicitaciones por los triunfos. Y me quedé de nuevo con la espada en la mano
Todo los que se sobre la vida lo aprendí corriendo
Si no le he tenido miedo a Fidel Castro, ¿a qué rival se lo voy a tener?
Por lo que fuera. Claro está, siempre tuve la razón. Sin razón no sería capaz de batirme con nadie. Mis victorias despertaron envidias en algunos semejantes, y hablaron mal de mí, quisieron hacerme daño. Yo contestaba con un reto
Cuando gané el campeonato olímpico, en el año 1900, contaba sólo 17 años, y a pesar de la franca y potente hostilidad de los jueces, que no sólo veían en mí a un extranjero, a un latinoamericano, a un intruso, sino a un muchacho que debía únicamente estar estudiando en liceo y no derrotando a ídolos consagrados