Si yo me consideraba una persona motivada y autoexigente, soy un granito de arroz al lado de mi entrenadora. Potencia mucho mis cualidades y me ha ayudado a superar todas mis debilidades, haciéndome pruebas fuertes en la vida. Ha sido una amiga, una segunda mamá, una compañera. Es mucho más que una entrenadora, porque me ha educado y eso se lo agradezco.