Cuando un jugador se da una aventura, una jugada individual, tiene que estar preparado para volver al ritmo del equipo cuando acaba esa aventura, acabe bien o mal, da igual. Eso le pasa también a Kaká. Kaká maneja sólo su ritmo y nunca vuelve al ritmo del equipo. Por eso nunca alcanzará a ponerse la corona que tuvieron los cuatro grandes.