La ociosidad camina con lentitud, por eso todos los vicios la alcanzan.
Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado.
Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja.
Equivocarse es humano, perseverar voluntariamente en el error es diabólico.
La belleza, cuando está más adornada es cuando no lo está.
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.
Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida.
Una vez al año es lícito hacer locuras.
Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.
El que cumple sus compromisos hasta el fin, los remata con una corona de oro.