Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible
Luchemos por alcanzar la serenidad de aceptar las cosas inevitables, el valor de cambias las cosas que podamos y la sabiduría para poder distinguir unas de otras.
Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.
Aprueba a los buenos, tolera a los malos y ámalos a todos.
Haz sólo lo que sepas hacer, pero procura hacerlo perfecto.
Obedeced más a los que enseñan que a los que mandan.
Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.
Conócete, acéptate, supérate.
Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
Cuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo.