Un hombre puede ser tan grande como quiera ser. Si usted cree en usted mismo y tiene el valor, la determinación, la dedicación, la competitividad y si usted esta dispuesto a sacrificar las cosas pequeñas de la vida y pagar el precio por las cosas que requieren más trabajo.
El precio del éxito es trabajo duro, dedicación y la aceptación de que si ganamos o perdemos nos hemos esforzado al máximo para alcanzar nuestro objetivo.
No podemos entrenar en un lugar donde el balón rueda mal. ¡El balón debe ir a ras de suelo!
Entrenar es esencialmente un acto de fe. El atleta debe creer en su eficacia, debe estar convencido que entrenando se tornará más fuerte y más rápido, que mediante la repetición sistemática de ciertos movimientos se hará más eficiente y sus músculos soportarán el esfuerzo más relajados. Debe ser un fanático del trabajo duro y suficientemente dedicado como para disfrutar de eso.
Un rival sin interés atacante? Es como intentar hacer el amor con un árbol.
Siempre he dicho que cuando trabajo estoy siempre cien por cien con mi equipo. También he dicho que nunca me ha preocupado si me despiden o no. Tengo suficiente confianza en mí mismo.
Si estás en el área y no sabes que hacer con la pelota: intenta meterla en el arco; ya discutiremos las alternativas más tarde.
No hay nada que un hombre no pueda hacer si el espíritu está ahí
Todo lo que necesitas lo llevas adentro.
Todo equipo que trata bien el balón, trata bien al espectador.