Cuando no eres un líder auténtico, por muy alto que te encuentres eres incapaz de apreciar lo que tienes alrededor y que sin embargo es imprescindible para que te puedas mantener arriba: esa persona que por la mañana te acondiciona la piscina, coloca las corcheras, las porterías... el recepcionista, la gente del día a día...: todo eso que finalmente resulta gris, porque trabaja en la penumbra para que tú puedas recibir en toda su intensidad la luz de los focos.