No hay alegría más alegre que el prólogo de la alegría.
Me jode confesarlo, pero la vida es también un bandoneón.
Patrias de nailon, no me gustan los himnos ni las banderas.
Lo mejor que me pudo haber pasado en la vida es que lo que escribo le haya tocado el corazón a esa gente, a ese pueblo, a ese hombre de a pie.
La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia.
Todo lo que vemos o parecemos es solamente un sueño dentro de un sueño.
En la crítica seré valiente, severo y absolutamente justo con amigos y enemigos. Nada cambiará este propósito.
En el amor desinteresado de un animal, en el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega directamente al corazón del que con frecuencia ha tenido ocasión de comprobar la amistad mezquina y la frágil fidelidad del Hombre natural.
Si se me pidiera que definiera en pocas palabras el término arte, lo llamaría la reproducción de lo que los sentidos perciben en la naturaleza a través del velo del alma.
Tal vez sea la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error.