Tengo corazón, mas corazón de soberano; no me apiado de las lágrimas de una duquesa, pero me afectan los males de los pueblos.
El hombre de Estado no tiene derecho a ser sentimental.
Los hombres que han cambiado el mundo no lo han conseguido remplazando a los gobernantes, sino siempre agitando a las masas.
Interpretar la ley es corromperla. Los abogados la matan.
El que sólo practica la virtud para conquistar una gran reputación está muy cerca de caer en el vicio.
Realiza cada una de tus acciones como si fuera la última de tu vida.
Es necesario sembrar para el futuro.
No se debe juzgar a los hombres por su fisonomía, sobre todo, sin ponerlos a prueba.
Al morir dejo dos vencedores, dos Hércules en ciernes: Rusia y Estados Unidos de América.
Se puede aplastar una nación religiosa, pero no dividirla.