Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz.
No hay camino para la paz, la paz es el camino.
La violencia es el miedo a los ideales de los demás.
La paz y la armonía constituyen la mayor riqueza de la familia.
Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia.
Me opongo a la violencia, porque cuando parece causar el bien éste sólo es temporal, el mal que causa es permanente.
Para una persona no violenta, todo el mundo es su familia.
El desarrollo es el nuevo nombre de la paz.
Quisiera sufrir todas las humillaciones, todas las torturas, el ostracismo absoluto y hasta la muerte, para impedir la violencia.
Hablamos mucho de la paz, pero ésta sólo puede existir cuando el ambiente es propicio. Debemos crear esta atmósfera y para hacerlo debemos adaptar la actitud correcta. La paz, básicamente, debe nacer en nosotros mismos.