La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo.
Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo.
La envidia es una declaración de inferioridad.
No hay distancia que no se pueda recorrer ni meta que no se pueda alcanzar.
Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.
Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor.
Una retirada a tiempo es una victoria.
Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya haberla encontrado.
Hay que luchar y seguir luchando aunque solo sea previsible la derrota.
El mal de la calumnia es semejante a la mancha de aceite: deja siempre huellas.