No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz.
A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.
Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.
Lo que importa es cuanto amor ponemos en el trabajo que realizamos.
No hay mayor pobreza que la soledad.
Empieza transformando todo lo que haces en algo bello para Dios.
Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón del que amamos.
Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.
Si no tenemos paz en el mundo, es porque hemos olvidado que nos pertenecemos el uno al otro, que ese hombre, esa mujer, esa criatura, es mi hermano o mi hermana.
El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio.