El talento depende de la inspiración, pero el esfuerzo depende de cada uno.
Mis padres me enseñaron tres cosas fundamentales: que para poder estar orgulloso de tí mismo y ser alguien hace falta trabajar; que es preciso actuar con seriedad; y que debes respetar a los demás para recibir respeto a cambio. Trabajo, seriedad y respeto. "Si haces estas tres cosas, podrás ser alguien en la vida", me dijeron.
No soy el mejor del mundo, pero creo que no hay nadie mejor que yo.
No quiero ser una estrella; prefiero ser un buen ejemplo para los niños.
Tenemos que ser audaces, salir al campo y hacer las cosas, no sentarnos y esperar a que suceda. Tenemos que demostrar lo que podemos hacer y que merecemos ganar el título. Tenemos que ser valientes y salir a jugar...
Ni pagándome mil millones iba a ir al Madrid. Porque no iba a ser feliz. No soy un chico de prometer cincuenta goles, lo que puedo prometer es correr como un negro para mañana vivir como un blanco.
Nací para el fútbol como Beethoven para la música.
Si perdemos, continuaremos siendo el mejor equipo del mundo. Si ganamos, seremos eternos.
Dios me dio el don de jugar al fútbol, y el resto lo conseguí porque me cuidaba y me preparaba.
Meter goles es como hacer el amor, todo el mundo sabe cómo se hace, pero ninguno lo hace como yo.