La verdadera paz sólo se encuentra en la verdad.
Siempre tengo un cuaderno abierto, donde anoto lo que voy pensando, pero no lo hago a diario. No todos los días suceden cosas dignas de ser anotadas. Si fuerzas esa tarea y la haces con cotidianidad, te expones a escribir textos que no son importantes.
Cuando digo Humanidad exagero, porque creo que Humanidad no hay; hay seres humanos. Llevamos dos mil años desde la Antigua Grecia, se ha progresado técnicamente de una manere fabulosa, casi inverosímil pero seguimos matándonos unos a otros, no sabiendo vivir juntos en este planeta. El hombre no ha madurado bastante.
Tras esta crisis, lo próximo a corto plazo será otra crisis.
La buena filosofía empieza con el dudar y no termina nunca.
Nuestro tiempo es para mí, esencialmente, un tiempo de barbarie. Y no me refiero solo a violencia, sino a una civilización que ha degradado los valores que integraban su naturaleza. Un valor era la justicia.
Hay una cosa que me preocupa: hasta qué punto se están destruyendo valores básicos. No hablo ya de derechos humanos, sino de la justicia, la dignidad, la libertad, que son constitutivas de la civilización.
Los hombres pensamos que dirigimos los acontecimientos y la historia [...], pero hay unos límites enormes, porque no somos autores sino protagonistas de un guión que escribe la vida.
El mundo actual capitalista tiene como referente el dinero, de todo hace mercancía. Vivimos en un momento de transformación y la ciencia es la punta de lanza.
Lo monstruoso es que no hay duda de que la crisis empezó por el abuso de los financieros. Se pillaron los dedos y ahora quieren recapitalizar la banca estrujando a la gente. No les importa privar a los pueblos de dinero que podrían aplicar para sus obras, o perjudicar a la educación pública que da oportunidades a la gente. No les importa que se privaticen bienes nacionales para que les paguen a ellos, no. Ellos quieren cobrar.