Amor mío, nos hemos encontrado sedientos y nos hemos bebido toda el agua y la sangre, nos encontramos con hambre y nos mordimos como el fuego muerde, dejándonos heridas. Pero espérame, guárdame tu dulzura. Yo te daré también una rosa.
He dormido contigo y al despertar tu boca salida de tu sueño me dio el sabor de tierra, de agua marina, de algas, del fondo de tu vida, y recibí tu beso mojado por la aurora como si me llegara del mar que nos rodea.
¿Sufre más el que espera siempre que aquel que nunca esperó a nadie?
¿Por qué se suicidan las hojas cuando se sienten amarillas?
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Amo tus pies porque anduvieron sobre la tierra y sobre el viento y sobre el agua, hasta que me encontraron.
Quien descubre el quién soy descubrirá el quién eres.
Mi vida está hecha de todas las vidas.
El agua anda descalza por las calles mojadas.
Sube a nacer conmigo, hermano.