Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.
Aprueba a los buenos, tolera a los malos y ámalos a todos.
Obedeced más a los que enseñan que a los que mandan.
Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.
Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
Conócete, acéptate, supérate.
Cuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo.
La ociosidad camina con lentitud, por eso todos los vicios la alcanzan.
Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado.
Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja.