Nadie está a salvo de las derrotas. Pero es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños, que ser derrotado sin saber siquiera por qué se está luchando.
Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia.
Una persona usualmente se convierte en aquello que el cree que es. Si yo sigo diciéndome a mi mismo que no puedo hacer algo, es posible que yo termine siendo incapaz de hacerlo. Por el contrario si yo tengo la creencia que sí puedo hacerlo, con seguridad yo adquiriré la capacidad de realizarlo aunque no la haya tenido al principio.
Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar.
Las tristezas no se quedan para siempre cuando caminamos en dirección a lo que siempre deseamos.
Hay momentos en que las tribulaciones se presentan en nuestras vidas y no podemos evitarlas. Pero están allí por algún motivo. Sólo cuando ya las hemos superado entenderemos por qué estaban allí.
Piensa, cree, sueña y atrevéte.
Si puedes soñarlo, puedes lograrlo.
Deja de pensar en la vida y resuélvete a vivirla.
Cuando una puerta se cierra, aunque no lo veas, otra se abre.