La prensa, aunque no todos los periodistas, hace mi trabajo muy difícil.
Cuando el Barcelona pierde dos partidos consecutivos, el entorno se mueve.
El tomó esa tarea (análisis de rivales) muy en serio y para ser puntual me llevaba sus análisis a casa. En esa época era muy humilde. Fue hermoso ver su evolución y cómo se fue convirtiendo en una personalidad.
No sabría decir qué aprendió de mí exactamente, porque ahora no le veo entrenar. Sólo sé que sabe de táctica porque sabe cómo resolver problemas durante los partidos y domina el arte de la persuasión porque es un maestro para convencer a los jugadores.
Yo he jugado con un 4-3-3 en el Ajax, con un 2-3-2-3 en el Barcelona, y en el AZ puedo utilizar el 4-4-2. Soy flexible. En cuanto a mi filosofía, sigue siendo la misma.
El entrenador es la referencia del equipo, pero la relación debe ser abierta, al igual que la mente de cada jugador. Todo el mundo debe hacer lo mismo, tirar en la misma dirección, para contribuir a alcanzar el objetivo que se persigue.
Intento crear para mis jugadores una atmósfera protectora, para que puedan comunicarse entre ellos, para que no sólo se expresen como jugadores, sino también como seres humanos.
Si Argentina, Inglaterra, Alemania o España me llaman, allí estaré.
José María Aznar no tiene conocimiento del fútbol profesional. No ha estudiado como entrenador y donde tiene que manejarse es en la política.
Ronaldo no cuadra con nuestra filosofía, centrada en el compromiso y en la ambición.