Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres.
Hacer la revolución no es ofrecer un banquete, ni pintar un cuadro; no puede ser tan elegante, tan pausada y fina. Una revolución es una insurrección, un acto de violencia mediante el cual una clase derroca a otra.
Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio.
Me opongo a la violencia, porque cuando parece causar el bien éste sólo es temporal, el mal que causa es permanente.
El arte de vencer se aprende en las derrotas.
Lo mismo que un árbol tiene una sola raíz y múltiples ramas y hojas, también hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en numerosas ramas, por intervención de los hombres.
Para una persona no violenta, todo el mundo es su familia.
¿Qué es la verdad? Pregunta difícil, pero la he resuelto en lo que a mi concierne diciendo que es lo que te dice tu voz interior.
No debemos perder la fe en la humanidad que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias.
La acción no debe ser una reacción sino una creación.