Las operaciones y los cambios se hacen en la victoria, no en la derrota. La adversidad es el momento de observación de las cosas.
Uno debe querer a quien conduce. Por eso hay que incluir al que no protagoniza y entender que los rebeldes no nos desafían, sino que simplemente están informándonos. Lo que no podemos permitir es que (los jugadores) dejen de luchar.
Se escucha mucho la pregunta ganar o jugar bien. Creo que debería ser una afirmación: jugar bien para ganar, y no una interrogación entre dos opciones.
Para mí el fútbol lo es todo. Pienso en fútbol, hablo en fútbol, leo fútbol y esa es una vida que no se puede vivir eternamente. Por eso me gustaría moderarla.
Nadie estimula condiciones que no existen y nadie activa potenciales afectivos que el ser humano no tiene.
Soy muy respetuoso y un admirador de la gambeta. Es más: considero que dos gambetas juntas cambian el contenido de un partido, lo despeja, lo oxigena, lo hace más saludable.
Acá usted está jugando en Bayer Leverkusen. Y todo lo que usted hace es un desorden. De nada sirven las piernas a la altura de la cabeza... Si quiere jugar conmigo, debe hacer el trabajo que se le pide, no el que usted cree que hace falta. No hacen falta los héroes en el fútbol...
Si algo ha obstaculizado la comunicación con la gente, ha sido el negocio periodístico.
Yo quiero equipos ordenados, y no mecanizados, donde se respeten algunas posiciones y donde podamos desmarcarnos y luego volver rápidamente a marcar.
Soy partidario de un fútbol más urgente y menos paciente. Porque soy ansioso. Y también porque soy argentino.