Cada persona, en su existencia, puede tener dos actitudes: construir o plantar. Los constructores un día terminan aquéllo que estaban haciendo y entonces les invade el tedio. Los que plantan a veces sufren con las tempestades y las estaciones, pero el jardín jamás para de crecer.
Hay un cierto grado de satisfacción en tener el valor de admitir los errores propios. No sólo limpia el aire de culpa y actitud defensiva, sino que a menudo ayuda a resolver el problema creado por el error.
Los obstáculos son necesarios para el éxito.
Yo nunca perdí un juego; simplemente se me acabo el tiempo para ganarlo.
(..) Para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.
Ganar no lo es todo, pero querer ganar si lo es.
El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo.
Es sorprendente cuán lejos se puede llegar insistiendo. La mayoría se rinde pronto. Sus temores deben ser más fuertes que su fe.
Date a ti mismo todas las probabilidades de triunfar. Y, si fracasas, ¡Fracasaras luchando!
Evite a las personas que le quitan el tiempo.