No temas fallar. No es fallar, sino apuntar muy bajo el error. Con grandes aspiraciones, es glorioso incluso fallar.
El dolor es algo temporal, puede durar un minuto, una hora, un día, o un año, pero al final se acabará y otra cosa tomará su lugar. Sin embargo, si me rindo ese dolor será para siempre.
No le temas al fracaso, que no te hará más débil, sino más fuerte.
La forma de empezar es dejar de hablar y empezar a hacerlo.
Puedo aceptar el fracaso, pero no puedo aceptar no intentar.
Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.
Existen derrotas, pero nadie está a salvo de ellas. Por eso es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños que ser derrotados sin siquiera saber por qué se está luchando.
Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos.
Nunca debemos dejar que nuestro ayer se adueñe de nuestro hoy.
Cuando quieres realmente una cosa, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirla.