Lo mismo en la época de las lanzas y las espadas que en la era de los cohetes nucleares, la primera víctima es el corazón del hombre.
El desarrollo es el nuevo nombre de la paz.
La fe, además de conocerla, hay que vivirla.
El verdadero éxito de la globalización se determinará en la medida en que la misma permita disfrutar a cada persona de los bienes básicos de alimento y vivienda, educación y empleo, paz y progreso social, desarrollo económico y justicia.
Cuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo.
La Iglesia es la caricia del amor de Dios al mundo.
La ociosidad camina con lentitud, por eso todos los vicios la alcanzan.
Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado.
La paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón.
Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda.